La tradicional fiesta del 31 de diciembre
y la presencia de las osadas viudas es un evento infalible en la mayoría de
barrios capitalinos. Las principales avenidas del sur de Quito que
conectan a barrios históricos como la Tola, Chimbacalle, La Mascota,
Argelia y El Mayorista contaron con el show de las pícaras viudas de fin
de año. Muchos de los hombres que participan en esta noche son los más
respetados del barrio de carácter fuerte y decidido o jóvenes que empiezan en
esta tradición por “acolite” o cháchara con amigos o familiares. Una fiesta
popular engalanada por la alegría de la unidad de todo un barrio, pues vecinas,
amigas, hermanas, madres o novias inspiradas en la idea, le prestan vestimenta,
maquillan y peinan a la extrovertida viuda ese día.
Esta expresión de la cultura popular en la que se evidencian distintas
relaciones sociales propensas a ser cambiantes y a ser resignificadas.
Las mismas que son producidas y reproducidas en la comunidad, prácticas
sociales que pretenden mostrar su realidad. Jóvenes de sectores del sur
de Quito , en edades 16 a 30 y una que otra persona adulta de 40 en adelante
son los cuerpos lienzo de la viuda.
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